No podría aunque quisiera, desbordarme, abrir mis labios, desgarrarme el alma a mordidas, comerme como hiena la carne putrefacta de amor, carente de pasión, carcomida por las caricias que me regalaste y que palparon mis mejillas calcinadas por tu sol. No podría aunque quisiera, besarte raspándote con estos labios heridos, tostados y oprimidos, callados, errados, rencorosos y reprimidos, como esa herida queme produce el verte. No podría aunque quisiera, reclamarte entusiasmada, que extraño tu mirada, que aún contrariada, me veía con amor. No podría aunque quisiera, recitarte este poema, sin arrojarme a tus brazos, odiándote entonces porque no vienes con el sol, ni te trae la mañana. No podría aunque quisiera, y aún si todavía me amas, decirte que soy desgraciada, porque no podría aunque quisiera, señalarte con mi dedo, o salir, correr, coger el teléfono, y gritarte: Lo que aquí no puedo decir,...