LA INCONFORMIDAD, EN UN CUERPO LÚGUBRE:

Enciendo la luz y todo pierde sentido,
incluso
me quedo muda para escribir,
porque me gustaba ese estado deprimente de la obscuridad en mi cuarto.

Siempre se incorpora,
ahora ya sin imágenes
aquélla pregunta

¿Qué queda después del amor?
se le suma
¿qué queda pendiente de decir?
pero pendiente en esta situación es sólo una palabra grave.

"Eterno resplandor de una mente olvidada"
que en el exilio de una mente que amó en otros tiempos,
en otros recuerdos,
nunca se sobrepone, nunca se compone,
sólo se muta y se determina
por ese estado antagónico absurdo y trillado
de no entender un porqué a lo que no tiene respuesta.

Sin embargo,
mientras escribo, repito cada palabra en voz alta,
y me posiciono contra luz
¡cruel espectro mi figura!

La de una mujer en desacuerdo con el tiempo,
con las circunstancias, con el sistema, con el gobierno.

Por ejemplo...
y los puntos suspensivos me suspendieron las palabras.

Un espécimen de inconformidad y resignación
ante la abrupta circunstancia lógica
que me responde ese susurro revolucionario
sonando así:

IMPOTENCIA

Aún así,
podría decir:
CAPÍTULO SEGUNDO;
aquí sigo escribiendo,

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