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Mostrando entradas de abril 18, 2013

CAPITULO II Las enormes dunas del desierto:

¿A dónde? ¿A dónde? ¿a dónde corre la flaqueza de mi cuerpo  que habita con frío, y a veces sin brillo, o sin nada, y a veces ni siente? ¿a dónde? Mi indiferencia y mi intento de volver me están llevando a la locura que me conduce cada día más a la amargura, a la nada. En el desierto de mi fe, humildemente pido como mi madre me enseñó: Por favor creer. Riveigar

CAPITULO I la desnudez

A veces por las noches, cuando despierto desorientada cuando despierto temerosa, cuando temerosa creo, y cuando creo, no sé en qué; suelo decirme que creo en algo, para poder por dentro aplacar dudas, curar grietas, hacer caminos en esas veredas que tras el huracán, confundieron el rumbo. Confundieron las ganas, confundieron los amigos, el amor, borraron la esperanza, aquéllas tormentas me perdieron de Dios. Dios... ¿Dios? Algo resuena en la intimidad y no es precisamente el clamor de mi ser manchado tras la tentación que conforta, que a veces me acompaña, en su ausencia, en mi depresión. ¿Dios? Dios... Algo resuena en la intimidad y no es precisamente la voz del demonio incitándome a pecar. ¿Dios? Dios... Algo resuena en la intimidad y no es precisamente el llanto de mi alma miedosa esperando su piedad. ¿Dios? Dios... Algo resuena en la intimidad y no es precisamente mi duda desnuda que sin solvencia camina sin rumbo retando a la moral....