Acariciando la pluma:
Tantas veces he querido escribir, lo he deseado, lo he sentido ese sentimiento que te hace mover los pies sin sentido en la noche esa desesperación alucinante de palabras que se repiten y se repiten en tu mente pero el orgullo, el repudio a llorar me abstiene de hacerlo, y me ocupo en el éxito, en el analgésico de las frases motivantes, cuando en realidad no hay nada más que un par de ganas rotas perdidas en la inmensidad de un sueño flácido y más lejano que nunca. He querido escribir tantas tardes, en vez de eso me he dormido, me he dormido acariciando ciudades, rostros, esperanzas que suenan como una armónica en la lejanía he querido decir tantas veces como es él y entonces sonrío, Duerme a mi lado tranquilo, y entonces recuerdo , y entonces olvido, y esa melancolía no tiene sentido ni razón.