EN MI PAÍS QUÉ QUEDA:
¿Qué queda después de una lágrima inocente, víctima de la pobreza?
un hogar, que despide hijos como semillas que caen en piedras, tierra, y mierda,
un hogar de niños hambrientos, que despiden a su padre, que con esperanzas temerosas se va para "el norte" sin saber si triunfará,
y luego, años después se desentiende.
¿Qué queda de la madre, que fracciona su amor, entre 3, 4, 5, 6 niños y el bebé que en un par de meses nace?
una mujer que toma varios caminos: la de madre y padre a la vez que trabaja y sostiene su hogar;
la de madre y padre, que se prostituye para sostener su hogar; la de la madre ingrata, que abandona a sus hijos, y se va con el otro marido, que semanas atrás a su hija mayor la violó.
¿Qué quedan de los hijos sin padres, que fueron asesinados camino al trabajo, víctimas de secuestros, o simplemente de asaltos?
¿y qué queda de los padres sin hijos, que una mañana después del desayuno con un beso los despidieron, y víctimas del narcotráfico, y del alcoholismo, o de la pobreza que los llevó a la cárcel, no los volvieron a ver venir?
o, ¿qué queda, de los padres de sus hijas que fueron abusadas y luego asesinadas por sus maridos machistas mientras hacían "el papel" que creyeron que nacieron para desempeñar?
¿Qué queda del maestro que por un sueldo miserable, que sólo alcanza para sobrevivir, camina kilómetros, y kilómetros, en la punta de una montaña olvidada por el señor Presidente, y por su campaña prometedora de sueños?
y ¿qué queda de los niños hartos de piojos y lombrices, que sin desayuno, se sientan en blocks, para recibir la lección del día?
¿Qué queda del mañana incierto, de los horóscopos ineptos, de los adivinadores y charlatanes que se aprovechan de la desesperación de un pueblo harto en miseria, que compra números de lotería pensando que tal vez un día, ellos puedan ser los afortunados?
¿Qué queda después de la aglomeración en las sectas, ya no se sabe si son del diablo llamándose evangélicas, con esos nombres que invitan a sus "perdidas ovejas" a comprar el equilibrio espiritual que les afecta?
y ¿qué les queda después a sus "hermanos y hermanas en Cristo" que ignorantes, hambrientos de una verdad reveladora, de un consuelo de ese dios que "pide", luego que entonces, no queda nada, ni casa, ni tierras, solo bolsillos vacíos, que con "fe" dieron de ofrenda?
Y ¿qué queda después de esas excusas de fondos, que con absurdos inventos y construcciones, nos tapan un ojo para que les aplaudamos y alabemos como si fuera agradecimiento y no obligación?
olvidándose, que en muchos sectores para tomar el bús se sube y baja esa cuesta de lodo y piedras,
o, ¿qué queda, de mi gente que apurada pisa los drenajes que retumban, que más bien son basureros subterráneos que con la lluvia el pueblo entero se inunda?
¿Qué queda de eso?
Y podría extenderme con toda mi indignación hacia todo, hacia mi oposición de más iglesias y menos escuelas, de más hijos, menos dinero, de la incógnita educación sexual, del olvido del área rural, de los sueldos miserables, de las asquerosas empresas privadas que a su personal lo tienen esporádicamente con contratos repugnantes para no pagar tiempos, ni justos salarios; o del asco que me producen las migajas que nos suelta el Estado, para sumirnos más en la haraganería y dependiencia, enviándonos bolsas solidarias de comida, que las pobres madres desesperadas mejor las reciben, porque su marido confiado en que siempre llega ayuda se lo gasta en "güaro" y prostitutas; o de la indiferencia a las leyes que sólo se hacen anchas a la conveniencia de las élites, o de la indiferencia a los derechos humanos, o de no entender entonces a la democracia, que mas bien, parece que fue una estrategia de independiencia.
Pero ya no tengo más voz, para gritar con alaridos y acento desafinado:
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