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Mostrando entradas de julio, 2011

Mi amigo el Indio, el que no existe, al que lo hicieron Indio:

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Él es mi amigo, quién lleva su morral al lado, él, el que lleva el pecho sudado, sudor que huele a explotación y maltrato, por eso huele tan mal, mi amigo, el que no tiene historia, el que Pedro de Alvarado ni siquiera conoció, mi amigo, al que llamaron "indio", producto del régimen colonial, el que tuvo que aprender a oír y callar, el que no comprende: ¿si porqué ésta es su patria, no puede hacer ni ser?                                               II Mi amigo, el que camina kilómetros empinados para encontrar agua, sin embargo, siente que su sed no se sacia, ¿Por qué mi amigo indio? ¿Por qué te han deshumanizado? ¿Por qué borraron tu historia y justificaron tu presente sangrado? y aún así celebras tu "independencia", aún así tus hijos rezan, aun así tus manos son curativas, y los cabellos de tus mujeres largos, y su seno desgarrado,  ...

Tú, girasoles, un gato, una taza de té, un escritorio...

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Quisiera agotar mis días viendo desde el balcón un campo mío lleno de girasoles silvestres, un cielo lluvioso, un día nublado, en fin, que sólo tuviese esas maravillosas flores  que cautivan la atención de mis ojos y pasear contigo de la mano. Regresaría presurosa de nuevo al balcón,  donde seguro tendría un escritorio rústico color madera, quizás un poco de polilla, un cuaderno gastado, un bolígrafo. Es probable, es más, es seguro que te estoy hablando de tiempos lejanos donde tenga algo parecido a una computadora donde ya no manejara sólo éste blog, escribiendo a la bondad de Dios, donde algún compañero escritor, se digna en visitarme  y se compadece al leerme, quizás en ese tiempo, tenga una sesión abierta  donde me espere el archivo que revisará mi editor, una novela sobre aquélla leyenda  que no volví a encontrar. Tendría sobre el escritorio  una buena taza de té y un gato sobre las piernas. Seguro que mi loro Loretto, en s...

Me surgiò de prònto...

Dirìa mucho porque son las 10:08 de la noche, dirìa que me estoy cansando, la gente y su presente, que desea saberlo todo, que me absorve.  Un vacìo existencial, las paredes inhòspitas de mi ser, a dònde me llevas sin sentido tu triste gemido mi triste y vago cansancio de adolesencia de la mano con la tortura  en èsta noche oscura que recorre su negrura que de la edad se jacta. ¿Cuànto tiempo apenas? hace cuàntos años empolvados los hijos que nunca tuvimos, se quedaron allì intactos cuando èramos novios y reìamos y hoy el tiempo no es màs que un argumento que justifica nuestra distancia ante el mundo. Y hoy yo lloro en la almohada despierto gritando: ¿Quièn soy y de mì què ha sido? y aquì apagada y confusa sòlo me presenta la memoria tu nombre indeleble, inquebrantable, què acaso debo pedir permiso para explicar que contigo he sido feliz, ¡Santo Dios! ¿què te harìa diferente? ¿por què mi alma se adormece, què me impide dejar de llorar? Ahora me pierdo sin saber dònde, "èl...

Lo que me dijiste:

¿Qué hicimos de aquéllos trozos rotos que quedaron por el piso?  tú me hiciste una historia, ¿qué hicimos de esa cuerda rota?  tú me hiciste música y me enseñaste a bailar, ¿qué hicimos de aquélla línea que no se terminó de redactar? me enseñaste un lenguaje y a ciegas me escribiste en la piel a tientas me armaste el pecho desgarrado, ya sin sentir, me devolviste la vida,  me hiciste sentir viva,  ¿qué hicimos? hicimos un poema en un trozo de papel. Había dejado de hablar, había dejado de escribir, y como un bebé, tu nombre comencé a balbucear, y me devolviste la inspiración,  sin notarlo, comencé a sentir mis dedos de nuevo, los sentí  que eran parte de mis manos y escuché que algo estaba por reventar mi piel algo me quemaba, grité por dentro, y con las manos temblorosas,  y el pecho por estallar,  comencé a escribir, mientras me hacía de una imagen en mi mente, eras tú, nítido, claro, perfecto, ya no efímero, ya n...

La voces del silencio

No evoques las sombras del pasado,  ni recuerdes a los monstruos del ayer, que cuando me llevas de la mano  revivo un bar, una cena, una amiga, un amor, un ayer... Cuando conmemoras dichos sucesos,  no puedo evitar mirar, con los mismos ojos que delatan aquéllos abismos, aquéllos ojos, profundo silencio, aquéllos ojos, profundidad de mar. Con tus manos callosas no pases a tientas , mi corazón que acaba de sanar, rasgan mi pecho convalecientes heridas , mi vestido ultrajado, mis ojos vertían y vertían,  la moral y el pudor golpeaban, las sábanas blancas de la inocencia, fueron golpes, fueron lágrimas, fueron gritos, fue traición   ves porqué te digo, no evoques aquéllos monstruos,  ni recuerdes de sus llamas el ardor... Hoy son sólo voces del silencio, algún asiento, algún rincón, algún pecho con culpa, que el miedo le impidió: decir la verdad a quién lo merecía, callar por deber,  callar por ser culpable,  ca...

Sobre ambos:

Sólo soy un ser humano, desde el fondo, donde todo se agita, trato de calmarlo, un hombre, una niña,  dos personas caminando, compartiendo los días, sujetos de las manos. Desde aquéllas gradas donde me veías,  tu siempre natural sonrisa, mis ojos veían algo más que los tuyos, no imaginaba que serías luego, aquél joven, aquél hombre,  azul intenso, claro cielo,  dieron vida aquéllos personajes que se unieron a nuestros sueños. Hundido y escondido,  como algo que no se sabe si fue real o fue sueño, así, adherido, aquéllos mismos ojos, misma sonrisa, mismo cuerpo, mismo joven, mismo hombre,  mismo dolor en mi pecho. Luego crecimos juntos, dos estrellas de la mano, unidos a dos universos paralelos, dos pares de manos, dos cuerpos encendidos,  dos personas amando al mismo compás y sentido. Un mismo dolor para ambos, ¿lo sientes? te pregunto,  ¿lo siente? te preguntas. ¡Sí! es allí,  entre la espalda y el pec...