Lo que me dijiste:

¿Qué hicimos de aquéllos trozos rotos que quedaron por el piso?
 tú me hiciste una historia,
¿qué hicimos de esa cuerda rota? 
tú me hiciste música y me enseñaste a bailar,
¿qué hicimos de aquélla línea que no se terminó de redactar?
me enseñaste un lenguaje y a ciegas me escribiste en la piel
a tientas me armaste el pecho desgarrado,
ya sin sentir,
me devolviste la vida, 
me hiciste sentir viva, 
¿qué hicimos?
hicimos un poema en un trozo de papel.


Había dejado de hablar,
había dejado de escribir,
y como un bebé,
tu nombre comencé a balbucear,
y me devolviste la inspiración, 
sin notarlo,
comencé a sentir mis dedos de nuevo,
los sentí  que eran parte de mis manos
y escuché que algo estaba por reventar mi piel
algo me quemaba,
grité por dentro,
y con las manos temblorosas, 
y el pecho por estallar, 
comencé a escribir,
mientras me hacía de una imagen en mi mente,
eras tú,
nítido, claro, perfecto,
ya no efímero,
ya no cambiante...
eras tú a mi alcance,
eras tú permanente
sin ritmo, sin presión
siéndole analgésico a mi corazón
secaste los golpes
de las suaves lágrimas,
trajiste ilusión,
sembrada en bruma,
sembrada en piedra, pero siempre firme.
             II
¿Por qué tenía miedo?
¿por qué insististe tanto?
¿cuándo llegué a quererte? ¿Cuánto?
volví mi rostro entonces
y me cubrías de besos y abrazos,
y entonces me dijiste:


"Nunca insistí tanto por amor, sólo por no querer sentir después de vos".


Y te abracé y me quedé a escribirle principio a éste final.
Riveigar

Comentarios

Pablo Hernández M. ha dicho que…
me recuerda levemente a un escritor

te lo recomiendo, quizás te guste, Pedro Salinas... buscá especialmente "La voz a ti debida", yo nunca termino de leerlo, o mejor dicho, lo repito todo el tiempo

Entradas populares de este blog

Mi amigo el Indio, el que no existe, al que lo hicieron Indio:

Semillas de Girasol:

Tú, girasoles, un gato, una taza de té, un escritorio...