Sobre ambos:

Sólo soy un ser humano,
desde el fondo, donde todo se agita, trato de calmarlo,
un hombre, una niña, 
dos personas caminando,
compartiendo los días, sujetos de las manos.


Desde aquéllas gradas donde me veías, 
tu siempre natural sonrisa,
mis ojos veían algo más que los tuyos,
no imaginaba que serías luego,
aquél joven, aquél hombre, 
azul intenso, claro cielo, 
dieron vida aquéllos personajes que se unieron a nuestros sueños.


Hundido y escondido, 
como algo que no se sabe si fue real o fue sueño,
así, adherido, aquéllos mismos ojos,
misma sonrisa, mismo cuerpo,
mismo joven, mismo hombre, 
mismo dolor en mi pecho.


Luego crecimos juntos,
dos estrellas de la mano,
unidos a dos universos paralelos,
dos pares de manos, dos cuerpos encendidos, 
dos personas amando al mismo compás y sentido.


Un mismo dolor para ambos,
¿lo sientes? te pregunto, 
¿lo siente? te preguntas.
¡Sí! es allí, 
entre la espalda y el pecho 
donde se siente el mismo dolor.


Dolor de mi dolor, 
mis ojos: los tuyos,
tu cuerpo: el mío, 
mi amor: el tuyo
y un adiós que rehúso.


Dos almas atrapadas entre la memoria y el recuerdo,
dos almas distanciadas por el frío de tu cuerpo,
el mismo joven, el mismo hombre,
la misma niña, la misma mujer,
hoy ambos sentados
en los asientos 
de distinto tren.


Y hoy tan sólo soy ese mismo ser humano que desde el fondo,
trata de calmarlo todo.
Riveigar

Comentarios

Pablo Hernández M. ha dicho que…
los destinos pasan sin remedio

gracias por el cambio de fondo, no se si fue por mi comentario, ahora leo un poco mejor (es que estoy medio cegatón :P)
María Riveiro ha dicho que…
Claro que sí, luego me dí cuenta que era difícil leer así. Agradezco tu comentario.
Juan Miguel Hidalgo E. ha dicho que…
distintos trenes corriendo hacia una misma estación. ;)

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