María Riveiro

El tiempo al tiempo los dedos también tienen memoria era verdad la trillada frase de como hojas secas que caen, es una realidad que: olvidé escribir Cerati jamás despertó, y el tiempo transformó la duda, la fe, el amor, la lucha y la victoria la guerra depresiva del vicio agonizante de mis dedos recorriendo las ganas de la nada y la nada también trajo el amor. La tempestad de la indiferencia la dulzura de la locura, la nostalgia perturbadora la eterna melancolía me tenían incólume en el tiempo quizás distraída abstracta en placeres, olores, letras y solo la música que mi corazón jamás olvidó me traía a la realidad por episodios, por recuerdos, por segundos. Ahora viéndome tan joven y aún así más vieja es una realidad Cerati murió y el tiempo no transformó, el tiempo pasó y con ello los colores se fusionaron, la moda inventó, la música cambió; el clima, los gustos, los placeres, las sensaciones con cada gusto, el placer de estar en un lugar como es...

Empiezo un par de líneas, los días han sido un caos ni siquiera terminé de decir que fueron borradas al instante no logro mantenerme concentrada la pereza empieza a enloquecerme tal vez es que estoy triste mucho tiempo pospongo los sentimientos no puedo, no soporto, no tolero, no quiero recordarlos ni enunciarlos ni pensar qué está mal. Prefiero pensar que todo está bien, vivir al margen de todo capricho, de toda moral de todo prejuicio, de todo dolor a menos que sea perpetuo porque entonces acabaría degustándolo, pero no mil apuñaladas que no podré ni priorizar ni ordenar y que me llevarán a la locura.